RADIOGRAFÍA DE LA EMPRESA FAMILIAR ESPAÑOLA COVID-19 ¿Y AHORA QUÉ?

Grupo Valía • mar 22, 2022
IMPORTANCIA DE LA EMPRESA FAMILIAR EN ESPAÑA. DATOS

La empresa familiar resulta un actor clave en la crisis económica provocada por el COVID- 19.

Recordemos que aproximadamente el 89% de las empresas españolas son familiares y que suponen alrededor del 65% del empleo privado, generando más de 6,5 millones de puestos de trabajo. Además, estas compañías aportan aproximadamente un 57% del PIB del sector privado, según el Instituto de Empresa Familiar. (Estos datos no incluyen autónomos ni otras formas distintas a S.L. o S.A.).

Estos empresarios, en la mayoría de los casos, no dirigen enormes compañías, ni reciben grandes sueldos, ni generan enormes beneficios para sus accionistas, ni tendrán sus sedes en paraísos fiscales o lugares de presión impositiva más baja que la que existe en España.

En su mayoría son emprendedores que un día decidieron crear su negocio y perseguir un sueño.

Tal y como podemos observar en el gráfico, más del 60% de las empresas familiares españolas, son pequeñas empresas, es decir, tiene menos de 50 trabajadores y un volumen de negocio y balance general igual o inferior a 10 millones de euros.

El siguiente tamaño en volumen en nuestro país, es la microempresa, es decir, tiene menos de 10 trabajadores y un volumen de negocio y balance general igual inferior a 2 millones de euros.

Muchas de nuestras empresas son, por tanto, restaurantes, tiendas de ropa, cafeterías, talleres de coches, gestorías, supermercados, inmobiliarias, zapaterías, peluquerías, guarderías…o panaderías que empiezan prácticamente desde cero, hipotecando, en la mayoría de los casos, su vivienda principal para conseguir la financiación que les permita dar los primeros pasos.

No existe, como podemos observar en la empresa familiar española, un porcentaje significativo de medianas y grandes empresas, definiendo las medianas como aquellas de menos de 250 trabajadores y una facturación anual de menos de 50 millones de euros.

Las grandes, apenas suponen el 1% del tejido, y superarían en número de trabajadores y en facturación a la mediana empresa.

En determinados sectores clave, la empresa familiar tiene un peso superior al 80% sobre el total* y la evolución de las mismas marcará de una forma fuerte y definitiva el sector en el que operan:

En lo que se refiere a la distribución de las ventas, más de la mitad de las empresas familiares españolas opera en su mercado regional siendo fuertemente marcadas por las características económicas, sociales, demográficas e impositivas de su respectiva comunidad autónoma.

Siendo uno de los principales debes del tejido empresarial español a nivel general, y de la empresa familiar en particular.

Este hecho, ante una crisis de demanda interna como la que vamos a sufrir en los próximos meses, pone en riesgo real la supervivencia de miles de pequeñas empresas familiares, grandes conocedoras de la demanda local y regional, pero poco acostumbradas a orientar sus ventas hacia fuera de nuestras fronteras.

Como observamos en el gráfico, aproximadamente un tercio de las empresas familiares españolas tendrá el mercado nacional como destino de sus ventas y tan solo un 10% de las mismas tendrá capacidad para vender internacionalmente.

Si profundizamos un poco más sobre esas ventas internacionales, tenemos que reseñar que el 85% de estas, irán destinadas a Europa.
PRINCIPALES CONCLUSIONES
En momentos de enorme incertidumbre como los que vivimos estos meses, es importante analizar aquellos aspectos clave en las empresas familiares y que marcarán el futuro de estas y por ente, de millones de empleos.

Estas son sus conclusiones:
1. AUMENTO DE LA INVERSIÓN DIGITAL
Aproximadamente el 75% de las empresas familiares, afirma que esta crisis le ha despertado la necesidad de invertir en procesos más flexibles y automatizados, que permitan a sus empleados poder llegar a prescindir incluso de una oficina física donde realizar sus tareas.

Este punto, que resulta prácticamente obvio en la época en la que vivimos, ha sido una de las mayores críticas que ha sufrido el tejido empresarial familiar español, poco dado a establecer procesos altamente tecnológicos y flexibles, tanto en herramientas como en horarios.

Parece que esta crisis que ha obligado a experimentar a marchas forzadas va a establecer en determinados sectores, una metodología de trabajo bien distinta a la que estábamos acostumbrados, y que, en mayor o menor medida, provocará cambios significativos y permanentes en las organizaciones.

2. CAMBIO DE ESTRATEGIA
Aproximadamente el 50% de las empresas familiares, afirman que la llegada del COVID-19 va a provocar que su estrategia como empresa y como familia empresarial se vea afectada.

La forma de vender o comunicarse con el cliente, la forma de facturar, el modelo retributivo, el modelo de negocio o incluso la formación o cualificación del personal, es cada vez más cuestionada por el empresario.

En momentos en los que lo personal, lo cercano y lo humano, están perdiendo importancia, (y no sabemos durante cuánto tiempo), resulta imprescindible revolver, analizar, cuestionar, criticar y profundizar en la estrategia de los distintos negocios.

Realmente, esta situación es algo que se repite con el paso del tiempo, y sería semejante a la revolución tecnológica de hace unos años, donde todos recordamos la quiebra de verdaderos gigantes (y no tan gigantes) que no se supieron o no se quisieron adaptar al cambio que se plasmaba ante sus ojos.

Aunque suene triste o quizá poco alentador, sobre todo para las empresas más pequeñas y con un fuerte componente tradicional en su modelo de negocio, solo aquellas empresas que sepan entender esto rápido, serán capaces de sobrevivir.

3. BAJADA DE FACTURACIÓN
Abrumador consenso. El 90% de las empresas familiares españolas, da por hecho que cerrará 2020 con una bajada muy notable de la facturación.

Entienden que la recuperación de la economía y por tanto de los negocios, no será en V, tal y como se venía pensando en los inicios de la crisis, y si en forma de U, lo que provocará unos meses duros y complicados que lastrarán notablemente sus ingresos.

Resulta imprescindible elaborar previsiones reales del negocio a cierre de 2020 e inicios de 2021, que permitan al empresario tomar las medidas en el corto y en el medio plazo, más adecuadas para su compañía.

4. PROBLEMAS DE LIQUIDEZ
En un escenario de tanta confusión social, entra en juego la incertidumbre financiera en los negocios, lo que hace que aproximadamente la mitad de las empresas familiares españolas afirme con rotundidad que la liquidez será uno de sus principales problemas a la hora de volver a la actividad.

A solucionar o intentar paliar esa incertidumbre financiera no ayuda la falta de concreción en las medidas económicas tomadas por los gobernantes, dejando gran parte del peso de esta crisis sobre las espaldas de los empresarios.

La financiación no llega ni de la forma ni en el tiempo que se esperaba, pero muchos tributos siguen siendo de obligado cumplimiento pese a no facturar nada o facturar un porcentaje mucho menor de lo que se venía haciendo antes de marzo.

La caja, va a ser el juez que decida en muchos casos, la supervivencia o no, de miles de pequeñas empresas acostumbradas a funcionar y vivir prácticamente al día.

Aquellas empresas que hayan acumulado un colchón financiero que les permita gestionar los próximos meses con relativa solvencia, serán las grandes vencedoras, mientras que aquellas que dependan de ayudas estatales o de financiaciones puente, (en muchos casos mediante ICO comercializados a través de los bancos), verán seriamente comprometida su supervivencia, ya que la enorme demanda de dichos fondos hace que estén llegando tarde, mal, y en ocasiones a no todas las empresas necesitadas.

5. RECORTES EN LAS PLANTILLAS
Parece pura lógica que, si existe un consenso en que la facturación de las empresas va a bajar en un porcentaje más o menos alto, este hecho repercutirá más pronto que tarde a las plantillas.

Aproximadamente el 70% de las empresas familiares afirma que se verá obligada a recortar el número de empleados disponibles.

Tras mes y medio de parón absoluto, llega el momento de plantearse la vuelta a la normalidad, una normalidad que en el corto plazo no será ni por asumo la misma que existía antes de que todo esto pasase.

Las compañías, aun adormecidas por unos ERTE (Expediente de Regulación de Empleo Temporal) que en muchos casos ni se han aprobado por parte de una administración saturada, ni cobrado aun por parte de muchos trabajadores, esperan el ansiado momento de volver a levantar la persiana.

Cuando este momento llegue, las restricciones o límites fijados sobre la actividad, marcarán que los recortes de personal sean de un mayor o menor calado.

La forma de plantear la vuelta a la actividad es y será una de las decisiones más relevantes que deban tomar los gobiernos en las últimas décadas, y países como España, donde el turismo representa aproximadamente el 13% del PIB, sufrirán estas decisiones de manera directa en el corto plazo.

6. PENSAMIENTO DE CIERRE
España es un país con empresarios con una fuerte resiliencia. Pese a las enormes dificultades que se plantean en los próximos meses, tan solo una de cada diez empresas familiares se plantea cerrar.

Además, garantizar la supervivencia de la compañía, siempre ha sido y será la principal motivación de la inmensa mayoría de los empresarios familiares.

Lejos de la creencia generalizada de que las empresas buscan la maximización de los beneficios como gran prioridad, en la empresa familiar esta definición no siempre se cumple, siendo mucho mayor el porcentaje de empresarios familiares que pone por delante la supervivencia de su negocio*.

1. AUMENTO DE LA INVERSIÓN DIGITAL
Aproximadamente el 75% de las empresas familiares, afirma que esta crisis le ha despertado la necesidad de invertir en procesos más flexibles y automatizados, que permitan a sus empleados poder llegar a prescindir incluso de una oficina física donde realizar sus tareas.

Este punto, que resulta prácticamente obvio en la época en la que vivimos, ha sido una de las mayores críticas que ha sufrido el tejido empresarial familiar español, poco dado a establecer procesos altamente tecnológicos y flexibles, tanto en herramientas como en horarios.

Parece que esta crisis que ha obligado a experimentar a marchas forzadas va a establecer en determinados sectores, una metodología de trabajo bien distinta a la que estábamos acostumbrados, y que, en mayor o menor medida, provocará cambios significativos y permanentes en las organizaciones.

2. CAMBIO DE ESTRATEGIA
Aproximadamente el 50% de las empresas familiares, afirman que la llegada del COVID-19 va a provocar que su estrategia como empresa y como familia empresarial se vea afectada.

La forma de vender o comunicarse con el cliente, la forma de facturar, el modelo retributivo, el modelo de negocio o incluso la formación o cualificación del personal, es cada vez más cuestionada por el empresario.

En momentos en los que lo personal, lo cercano y lo humano, están perdiendo importancia, (y no sabemos durante cuánto tiempo), resulta imprescindible revolver, analizar, cuestionar, criticar y profundizar en la estrategia de los distintos negocios.

Realmente, esta situación es algo que se repite con el paso del tiempo, y sería semejante a la revolución tecnológica de hace unos años, donde todos recordamos la quiebra de verdaderos gigantes (y no tan gigantes) que no se supieron o no se quisieron adaptar al cambio que se plasmaba ante sus ojos.

Aunque suene triste o quizá poco alentador, sobre todo para las empresas más pequeñas y con un fuerte componente tradicional en su modelo de negocio, solo aquellas empresas que sepan entender esto rápido, serán capaces de sobrevivir.

3. BAJADA DE FACTURACIÓN
Abrumador consenso. El 90% de las empresas familiares españolas, da por hecho que cerrará 2020 con una bajada muy notable de la facturación.

Entienden que la recuperación de la economía y por tanto de los negocios, no será en V, tal y como se venía pensando en los inicios de la crisis, y si en forma de U, lo que provocará unos meses duros y complicados que lastrarán notablemente sus ingresos.

Resulta imprescindible elaborar previsiones reales del negocio a cierre de 2020 e inicios de 2021, que permitan al empresario tomar las medidas en el corto y en el medio plazo, más adecuadas para su compañía.

4. PROBLEMAS DE LIQUIDEZ
En un escenario de tanta confusión social, entra en juego la incertidumbre financiera en los negocios, lo que hace que aproximadamente la mitad de las empresas familiares españolas afirme con rotundidad que la liquidez será uno de sus principales problemas a la hora de volver a la actividad.

A solucionar o intentar paliar esa incertidumbre financiera no ayuda la falta de concreción en las medidas económicas tomadas por los gobernantes, dejando gran parte del peso de esta crisis sobre las espaldas de los empresarios.

La financiación no llega ni de la forma ni en el tiempo que se esperaba, pero muchos tributos siguen siendo de obligado cumplimiento pese a no facturar nada o facturar un porcentaje mucho menor de lo que se venía haciendo antes de marzo.

La caja, va a ser el juez que decida en muchos casos, la supervivencia o no, de miles de pequeñas empresas acostumbradas a funcionar y vivir prácticamente al día.

Aquellas empresas que hayan acumulado un colchón financiero que les permita gestionar los próximos meses con relativa solvencia, serán las grandes vencedoras, mientras que aquellas que dependan de ayudas estatales o de financiaciones puente, (en muchos casos mediante ICO comercializados a través de los bancos), verán seriamente comprometida su supervivencia, ya que la enorme demanda de dichos fondos hace que estén llegando tarde, mal, y en ocasiones a no todas las empresas necesitadas.

5. RECORTES EN LAS PLANTILLAS
Parece pura lógica que, si existe un consenso en que la facturación de las empresas va a bajar en un porcentaje más o menos alto, este hecho repercutirá más pronto que tarde a las plantillas.

Aproximadamente el 70% de las empresas familiares afirma que se verá obligada a recortar el número de empleados disponibles.

Tras mes y medio de parón absoluto, llega el momento de plantearse la vuelta a la normalidad, una normalidad que en el corto plazo no será ni por asumo la misma que existía antes de que todo esto pasase.

Las compañías, aun adormecidas por unos ERTE (Expediente de Regulación de Empleo Temporal) que en muchos casos ni se han aprobado por parte de una administración saturada, ni cobrado aun por parte de muchos trabajadores, esperan el ansiado momento de volver a levantar la persiana.

Cuando este momento llegue, las restricciones o límites fijados sobre la actividad, marcarán que los recortes de personal sean de un mayor o menor calado.

La forma de plantear la vuelta a la actividad es y será una de las decisiones más relevantes que deban tomar los gobiernos en las últimas décadas, y países como España, donde el turismo representa aproximadamente el 13% del PIB, sufrirán estas decisiones de manera directa en el corto plazo.

6. PENSAMIENTO DE CIERRE
España es un país con empresarios con una fuerte resiliencia. Pese a las enormes dificultades que se plantean en los próximos meses, tan solo una de cada diez empresas familiares se plantea cerrar.

Además, garantizar la supervivencia de la compañía, siempre ha sido y será la principal motivación de la inmensa mayoría de los empresarios familiares.

Lejos de la creencia generalizada de que las empresas buscan la maximización de los beneficios como gran prioridad, en la empresa familiar esta definición no siempre se cumple, siendo mucho mayor el porcentaje de empresarios familiares que pone por delante la supervivencia de su negocio*.

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